¿Conoces realmente Trouville-sur-Mer? Ya sea su primera vez, sea un local o un habitual del complejo, ¡Trouville-sur-Mer está lleno de secretos que esperan ser descubiertos y compartidos!

TROUVILLE-SUR-MER… TIERRA DE INSPIRACIÓN

Carlos Mozín

Trouville fue descubierta por artistas y, más concretamente, por un paisajista, un pintor marino del siglo XIX, Charles Mozin.

Llegó a Trouville en 1825, a la edad de 19 años, y descubrió un pequeño puerto pesquero poblado por unos 1 habitantes que vivían en medio de maravillosos paisajes. Se apresura a pintar estos paisajes. Luego expuso sus pinturas en salones parisinos. Gracias a sus exposiciones, presentó Trouville a otros artistas, quienes a su vez vinieron a descubrir este pequeño paraíso. El propio Charles Mozin no dudó en dejar su incipiente notoriedad parisina para venir a instalarse definitivamente en Trouville.

En 1838, hizo construir su primer chalet, una vivienda notable en forma de una antigua casa solariega. En 1842 hizo construir una segunda, a la derecha de la Biblioteca Municipal, que aún existe. Fue en el primer piso donde se encontraba su estudio, allí pintó un día que hacía mal tiempo.

Gracias a Charles Mozin y sus exposiciones parisinas, Trouville-sur-Mer gozó de una notoriedad creciente entre muchos artistas y amigos del pintor.

Alexandre DUMAS (padre) llegó a Trouville en 1831 donde permaneció durante 2 meses en el Auberge de la mère OZERAIS. Fue en este mesón donde Alexandre DUMAS, Eugène ISABEY, Paul HUET, Charles MOZIN… venían a disfrutar de una comida que a menudo pagaban con un poema, un dibujo o una pintura. Es también en esta posada que Alexandre DUMAS escribió su libro “Charles VII”.

Gustave Flaubert

Gustave Flaubert también solía venir a Trouville. De hecho, todos los veranos, la familia Flaubert venía a pasar sus vacaciones en Trouville. Flaubert adoraba la playa y el mar, lugares todavía desiertos y salvajes. 

Fue en agosto de 1836 cuando conoció al gran amor de su vida en la persona de Elisa Schlésinger. Gustave estaba paseando por la playa y vio una magnífica pelliza roja con rayas negras que se estaba mojando con la marea creciente. Lo agarró y se lo devolvió a su encantadora dueña: Elisa Schlésinger. Después de este encuentro, Elisa siguió siendo la única pasión de Gustave durante toda su vida y lo inspiró a escribir "Memorias de un loco" y también fue una de las heroínas de "La educación sentimental".

Hoy la estatua de Flaubert situada en la plaza mira todavía en dirección al Hôtel Bellevue y, más precisamente, se dice, en dirección a la habitación de Élisa donde se alojó durante sus estancias en Trouville.

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